De la primavera canaria a la acción comunitaria

La Primavera Canaria es el nombre que ha recibido un amplio y reciente movimiento ciudadano surgido en 2024 en el Archipiélago como respuesta a los crecientes impactos sociales, económicos y ecológicos del modelo turístico dominante en Canarias. Inspirado en otros movimientos sociales contemporáneos, este proceso no parte de una organización centralizada, sino que aglutina a personas, colectivos vecinales, activistas medioambientales y sectores académicos preocupados por la pérdida de soberanía sobre los recursos esenciales: la tierra y el agua. La crítica al modelo económico se centra, sobre todo, en el monocultivo del turismo y exige la diversificación económica, sostenibilidad real y justicia social. La movilización ciudadana del pasado 20 de abril de 2024 supuso una reactivación de la conciencia colectiva para cuestionar un modelo económico que muchos perciben como depredador no solo del territorio, sino de la dignidad de la población local. Más que un episodio aislado, representa una continuidad de las luchas históricas por el autogobierno, la justicia social y la defensa de los comunes en Canarias.

La politización del debate turístico ha trasladado a la agenda pública preocupaciones de la ciudadanía como la turistificación, la especulación inmobiliaria, el acceso desigual a la vivienda, la pérdida de identidad cultural y el deterioro ambiental del territorio. Por otro lado, ha favorecido la organización de los barrios, el debate vecinal y la revalorización de prácticas comunales como la gestión colectiva del agua en determinadas zonas rurales. El pueblo de Valle Gran Rey en La Gomera (2013) es un caso de gestión comunal del agua y la recuperación de las juntas vecinales, que no deja de ser una forma de participación comunitaria. ​Las heredades de aguas fueron entidades de gestión colectiva del agua en Canarias que se encuentran, especialmente en Gran Canaria y Tenerife. Aunque muchas han evolucionado o desaparecido, todavía algunas operan o mantienen su legado histórico. La Heredad de Aguas de Adeje fue constituida en 1932 como el Sindicato de Regantes de los vecinos de Adeje y ha sido fundamental en la gestión y distribución del agua en el municipio. Aunque muchas de estas heredades han adaptado sus estructuras o funciones con el tiempo, su legado perdura en la gestión hídrica y en el patrimonio cultural de Canarias.

Aunque la presión sobre las instituciones continúa siendo limitada, cabe afirmar que ha obligado a partidos políticos y administraciones a pronunciarse sobre el modelo turístico y a abrir espacios de escucha ciudadana que sean cada vez más vinculantes. Pero, ¿de qué forma podemos implicarnos como ciudadanas para abordar los impactos del turismo en el territorio? La acción ciudadana debe ir desde lo institucional a lo comunitario, y desde lo simbólico hasta lo práctico. Estas son algunas alternativas:

 

  • Participación en juntas vecinales o asambleas locales, recuperando fórmulas históricas como el concejo abierto o las juntas vecinales, donde las decisiones se toman de forma colectiva. Un ejemplo vivo es la gestión del agua en Valle Gran Rey, donde la comunidad continúa organizándose para proteger recursos comunes frente a la turistificación.
  • Implicación en procesos de decisión pública, participando en consultas públicas, promoviendo iniciativas legislativas populares y exigiendo presupuestos participativos en los ayuntamientos, donde se pueda decidir directamente el destino de recursos públicos.
  • Organización en plataformas ciudadanas: agruparse en movimientos o asociaciones que vigilen y sensibilicen sobre los efectos del turismo: gentrificación, destrucción del entorno natural, pérdida de acceso a vivienda y a los recursos naturales.
  • Defensa y recuperación de recursos comunes, participando en iniciativas colectivas para conservar el territorio y los usos tradicionales del suelo, como la agricultura y promoviendo modelos de desarrollo alternativo centrados en la agroecología, economía circular y social, cooperativas de servicios.
  • Educación y memoria histórica: estudiar y divulgar experiencias pasadas de autogobierno, luchas sociales y gestión comunal para inspirar el presente y promover el conocimiento sobre los impactos de la actividad económico del turismo en el futuro de las islas a través de jornadas académicas o charlas con personas investigadoras en la materia.
  • Acción directa y movilización: cuando no existen canales eficaces de participación institucional, otras formas de presión social son las protestas, las manifestaciones y las ocupaciones simbólicas. Estas acciones forman parte de una historia de luchas sociales, como las ocurrió en el pasado con las rebeliones campesinas.

 

Este artículo reflexiona en torno al trabajo de Víctor Onésimo Martín Martín sobre ‘Impactos, percepción social del turismo y acción ciudadana en Canarias’ de la Universidad de La Laguna (ULL). Puedes leerlo aquí: https://gisas.webs.ull.es/archivos/0124.pdf

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