El tipo de recursos y los materiales que se van a emplear en una acción artística, ya sea un en un proyecto escénico, un evento musical o en la creación plástica, entre otros, constituye una de las decisiones más importantes antes de activar cualquier proceso de producción. Nos parece clave hacer siempre un ejercicio de cuestionamiento y tener en cuenta distintos aspectos:
- Definir el origen de los materiales o herramientas necesarias para la producción artística.
- Medir el recorrido hay que hacer para conseguirlos.
- Calcular cuál es su vida útil hasta su desecho o fin de uso.
- Hacer un consumo responsable y reutilizar materiales.
- Prevenir los residuos que se generan durante el proceso creativo.
- Priorizar el trabajo con artistas locales.
- Limitar los desplazamientos en vehículos contaminantes.
Facilitar el uso de productos de KM 0 se ha convertido en uno de los principios básicos para minimizar el impacto ambiental de toda producción artística. Se trata, asimismo, de resolver cómo podemos volver a integrarlos en el entorno sin crear un desecho o residuo, como apunta la artista canaria Gloria Sombra. La planificación al detalle de las compras de materiales y herramientas artísticas es otra manera de fomentar el consumo responsable. La apuesta por los materiales reciclados, reutilizables o locales es la medida primordial para reducir la huella de carbono. Durante el proceso de preproducción, podemos minimizar las compras de productos de un solo uso y elegir trabajar con los y las proveedores/as con prácticas conscientes, a modo de práctica sostenible. “También se puede pensar en hacer economía circular, en la posibilidad de autogestión y de compartir con la comunidad local los bienes que poseemos, que pueden servir a otras personas, mediante trueques, por ejemplo», añade la artista Carla León.
Irene Sanfiel, artista y mediadora de Abona(R), incide en la necesidad de trabajar la sostenibilidad desde la fase de investigación y diseño de la propuesta artística: “en esta fase nos cuestionamos cómo vamos a planificar la producción, qué haremos para que nuestra idea creativa se materialice sin que genere un impacto medioambiental”. La manera en que gestionamos los recursos materiales y energéticos, los espacios o de qué forma decidimos qué personas van a participar, etc. estas decisiones pueden plantearse con una visión sostenible. Si se planifican con antelación los desplazamientos con vehículos, se prioriza el transporte público o el uso compartido de vehículos contaminantes para los recorridos previstos, podemos limitar en gran medida el impacto medioambiental y ahorrar recursos económicos.
A la hora de seleccionar y manipular materiales para la creación, es recomendable evitar materiales que sean tóxicos y controlar si se van generar residuos o subresiduos durante el proceso, tales como microplásticos. Se trata de poder trabajar siendo consciente del residuo que como artista vas a generar en el proceso, aunque sean de materiales reciclados o reutilizados. Cuando damos una vida nueva a los residuos muchas veces nos encontramos con que presentan limitaciones en calidad o apariencia y esto afecta al resultado final. Es fundamental asegurar que no sean más dañinos si se reutilizan, y tener en cuenta estas cuestiones a la hora de reciclar. Otra solución para fomentar los procesos de creación sostenible pasaría por “resaltar la belleza en la imperfección, sería mostrar el proceso de transformación de los materiales como parte de la obra” propone Carla León.
Para Gloria Sombra la basura que otros generan es fuente de creación propia. “Eso pienso cada vez que veo cosas interesantes en la basura, ya sean muebles, maderas, materiales o plásticos. Trabajar con cosas que reutilizas es trabajar bajo un condicionamiento, ya que muchas veces no puedes elegir, sino adaptarte a lo que encuentras. Me parece una manera maravillosa de agudizar el ingenio y hacer cosas de cosas que otra persona consideró un residuo”.
Caso práctico: economía circular y materiales KM0 para una mediación artística sostenible.
El trabajo colectivo realizado en cinco jornadas durante la Acción artística por la sostenibilidad en San Juan de la Rambla dio lugar a la creación de una serie de piezas y acciones artísticas de producción sostenible y comunitaria con materiales reusados y de kilómetro cero que resultó además en un proceso de fortalecimiento de la comunidad, gracias a la reflexión compartida entre vecinos y vecinas del municipio durante la mediación artística.
La instalación “Estratos colectivos de las experiencias en San Juan de la Rambla” ideada por la artista canaria Gloria Sombra, se concibió como una representación simbólica de los recuerdos vividos de forma individual y colectiva mediante la utilización de materiales naturales que fueron recogidos en el propio entorno del municipio. En los diferentes estratos del mural, con variadas formas y texturas, cada persona pudo plasmar sus reflexiones sobre el valor de la tierra, los recuerdos pasados y la visión de futuro. (foto)
‘Mi pueblo, mi casa’, una instalación mediada por el equipo de Abona(R) en colaboración con la artista canaria Carla León, fue posible gracias a la recolección de decenas de kilos de ropa de segunda mano aportada por los vecinos y vecinas de todo el municipio con el fin de recuperar el emblema que se utilizó en los años 70, cuando se colocaron las primeras papeleras por los barrios de San Juan de la Rambla y una de las vecinas acuñó la frase “Tu pueblo, tu casa. Mantenlo limpio”. La ropa fue combinada por colores y formas y ordenada para reinterpretar la frase original, que da fuerza a la idea de una casa compartida por todas, que se pudo leer en cinco plazas del municipio. Tras finalizar la acción, toda la ropa fue donada a la Asociación de mujeres Casilda, ubicada en San Juan de la Rambla, tanto para ser distribuida a personas en situación vulnerable como para generar material textil para otras actividades y manualidades.
Frente al Paseo marítimo del barrio de Las Aguas se colocaron más de 200 pares de zapatos aportados por los vecinos y vecinas del municipio y cedidos por la Fundación Ataretaco para la instalación ‘Una mirada al mar’. Esta pieza sirvió para representar la conexión que tenemos con el mundo marino y cuestionarnos cómo nos relacionamos con toda la naturaleza que nos rodea. La mediación artística culminó con un pasacalles por la sostenibilidad que recorrió las calles del municipio con un títere de tres metros de altura, portado por vecinos y vecinas, diseñado y elaborado por Carla León junto al equipo de Abona(R). La figura, vestida con una larga capa de 12 metros, lleva ocho tiras festivas con los colores de los ODS. Las tiras fueron intervenidas por las vecinas y vecinos y sobre ellas escribieron y dibujaron lo que significa para cada una vivir en el territorio de las islas. Representaba a un ser de mar que simboliza la unión de todo el archipiélago canario. Más del 90% de los materiales empleados para su construcción fueron reutilizados o reciclados y todas las telas fueron cedidas por la Fundación Ataretaco. Para su elaboración se evitó el uso de pegamentos como la silicona, de manera que se pudiera elaborar de forma artesanal, uniéndose por medio de costura con alambre cada una de sus partes.